real observatorio
- Hemos visitado el real observatorio de madrid perteneciente al instituto geografico nacional.
Fué proyectado y construído por el arquitecto Juan de Villanueva y Montes, autor a su vez del Real Museo del Prado o la dirección de la reconstrucción de la PLaza Mayor de Madrid, tras el incendio de 1790.
El siglo XVIII, siglo de las luces, se lleva a cabo la ruptura con todo lo anterior, el Barroco castizo (Churriguera, Pedro Díaz Rivera, etc...).
Con un estilo neoclasicista, forma límpida de un romántico en potencia, en 1790, Juan de Villanueva inició la construcción de este Observatorio Astronómico encargado por el secretario de Estado (Presidente de Estado) conde de Floridablanca del rey Carlos III, junto al Retiro, en los altos de San Blas a las afueras de Madrid. La construcción del edificio se inició ya en el reinado de Carlos IV.
En la Colina de las Ciencias se construye el Observatorio Astronómico como ese Templo de las Ciencias, con un atrio con columnas corintias coronado tras un antepecho con cuatro torrecillas y supercoronado por una gran cúpula. Todo ello dá un aspecto parecido al “Cabo Kennedy “ pero de la época.
Las bóvedas están forradas de cañizo y luego cibiertas con yeso, forma de hacer de la época, por eso muchos edificios han sido pasto de las llamas.
Las actividades en el Observatorio se reanudan en 1845, y la construcción del edificio se completa al año siguiente a las órdenes del arquitecto Narciso Pascual Colomer. En 1854, bajo la dirección de Antonio Aguilar, se instala el círculo meridiano de Repsold y en 1858 el anteojo ecuatorial Mertz, iniciándose una etapa de trabajos astronómicos, geodésicos y meteorológicos. Tras una primera etapa en la que el Observatorio dependió directamente del rey a través de un comisario regio y, posteriormente, del rector de la Universidad Central, en marzo de 1904 el Observatorio fue agregado al ahora llamado Instituto Geográfico Nacional.
En sus comienzos, las actividades desarrolladas en el Observatorio cubrían todos los campos de la astronomía y ciencias afines: desde la física solar y estelar a la mecánica celeste, el desarrollo de instrumentación, conservación oficial de la Hora y las aplicaciones en geodesia. El Observatorio fue incluso encargado de realizar trabajos de meteorología (considerados entonces como un complemento de los estudios astronómicos), prolongándose la actividad en este campo hasta los primeros años del siglo XX. A partir de ese momento, el Observatorio concentra sus esfuerzos en la investigación astronómica y en el desarrollo de instrumentación asociada.